Friday, March 28, 2008

Tiempos dificiles para los periodistas



Ya no es un secreto a voces la realidad laboral de muchos periodistas de este país, pero mi experiencia más bien tiene que ver con el mercado penquista, el cual posee escasas plazas de trabajo para miles de profesionales y otros cientos más que cada año egresan de las cuatro escuelas de periodismo que hay en la ciudad.

La cosa es grave, ya que los pocos afortunados que logran tener pega con suerte les pagan 300 lucas, en fin. Mi idea no es quejarme pero todo este pensamiento lo hago a estas alturas con la cabeza fría, ya asumí este tema.

Mi romance con el periodismo ha sido intenso, pues siendo una jovencita de 18 años me metí a estudiar esta carrera sin tener mucha conciencia de lo que en verdad era ser un profesional de las comunicaciones, pero bueno pese a los obstáculos, donde algunos me decían que no tenía dedos para el piano, de igual modo seguí adelante.

El primer año me fue relativamente bien se podría decir, pero cual caballo inglés que parte rauda y rozagante, con el paso de los años me desanimé y los números rojos y los cuatritos se instalaron en mi libreta de notas.

La verdad del segundo año en adelante me desilusioné de la carrera según yo, pero en el fondo nunca me gusto o no sabia para donde iba la micro en definitiva. Bueno el cuento es que una vez que por fin egrese, digo por fin porque salí mal en el examen de grado, y lo tuve que dar de nuevo.
Ese pequeño fracaso, lo digo así porque para mí si lo fue en ese tiempo, me hizo acercarme a los libros. No tenía otra que leer aunque no me gustara con el objetivo de preparar mejor mi defensa del reportaje de título que trataba sobre la familia.

Cuando todo paso y me convertí en “Periodista”, me sentí ultra libre, me había sacado el tremendo peso de encima, uh imagínense. Ya que dicho sea de paso siempre me estreso el tener que dar pruebas y exámenes, desde que era chiquitita.

Una vez fuera de las aulas, claramente mis intenciones era tener mi cartón y de ahí trabajar en lo que sea, (como secretaria o en una tienda) porque en verdad no me agradaba estar todo el día en una radio o en un diario, o algo similar.

Bueno pase del 2001 al 2003 laborando esporádicamente en otras pegas y por ahí salió alguno que otro laburo periodístico, pero nada pagado o estable. Pero algo de aprecio le tenía a este oficio mal que mal para ejecutar dichos trabajitos.

Hasta que todo cambio radicalmente el 2004, cuando se me ocurrió hacer el programa radial Esencia, desde que se craneó la idea en mi cabeza hasta que el espacio debuto al aire pasaron como dos semanas, fue todo flash. Y en esas instancias debo confesar que me enamore de mi carrera, y bueno el resto se dio por añadidura: todo lo que he hecho hasta ahora, o más bien hasta el año pasado en el diario El Sur.

Ha sido un largo camino el descubrir esta vocación, que alguna creí perdida o simplemente pense no tenerla. Pero ahora lo triste o fome es que me encuentro con otras piedras en el camino: la falta de oportunidades laborales.

Siento que ya me la he jugado el 80%, el 20% de lo que me queda por pelear se verá durante las próximas semanas. Espero que me vaya bien, si no el periodismo quedará relegado a un segundo plano en mi vida, ya que habré optado por otra cosa.

Pero no quiero adelantarme, todo está en pleno proceso, aunque lo bueno es que otra de mis vetas ya la estoy llevando a cabo: el biomagnetismo, pero eso es otro tema.

Hoy quise hacerle un homenaje al amor que siento por lo que estudié, ya que pese a que tuve una enseñanza bien cuadrada en la U, lo bonito es que supe encontrarle el punto exacto, y darle ese toque personal y creativo a mi profesión.
La foto que puse arriba es un lindo ejemplo de aquello que les cuento

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