Friday, December 15, 2006

Introspecci...OMMM


Agobiados con los ojos acuosos, cansados de tanto luchar y cargar con la pesada mochila de enojos, resentimientos, rabias y penas, necesitamos sentarnos a descansar y dejar a un lado por un instante el negativo equipaje, soltar la propia cruz.
Instantes oscuros, queremos huir del caos en que estamos inmersos, buscar alivio, y relajo.
A lo largo de mi vida me he dado cuenta que hay muchas alternativas para pasar los tragos amargos de la vida, las asperezas cotidianas, como la traición de quien considerábamos nuestro amigo, el término de una relación de pareja, las desavenencias con los hijos, etc.
Depende de la etapa del desarrollo y el nivel psicológico de la persona, recurrirá a ciertas escapatorias frente a los pesares propios de la vida. Si un individuo no esta bien parado cuando le sobreviene un acontecimiento crítico, en la debilidad puede encontrar consuelo y evasión en seductores paliativos como salir de juergas, beber licores en exceso, sumergirse en placeres sexuales, o viajes psicodélicos, sensaciones y experiencias alucinantes, un tour envolvente en que se sabe muy bien el comienzo pero no el final.
En mi etapa de adulta joven he visto a unos cuantos hombrecillos y mujercitas escoger consciente o inconsciente la vía del desenfreno, en donde centellean las encandilantes pero enceguecedoras luces de la noche…
Y no creo que esté mal excederse unos centímetros, cuando eres responsable en medio de la irresponsabilidad…Pero es tan delgadita la línea, que cuando se está famélico de objetivos, y escasea el suficiente coraje y se distorsiona el sentido de vida, las personas quedan atrapadas en esa tentadora vorágine…
Esclavos en esa rueda incesante, vuelven a tropezar una y mil veces con la misma piedra, y no creo que sea censurable caer en el mismo error, lo denigrante es quedarse estancado, no emerger de la estupidez humana, y despotricar por la mala suerte.
Aprender a exprimir el sabor de los ocres brebajes es lo valeroso…. Palpar ese dolor, conocerlo y ni siquiera enfrentarlo, sino comprenderlo, digerirlo y más que cuestionar ¿porque a mí me sucedió?, resulta esperanzador y vivificante pensar ¿para que me ocurrió tal evento?. A veces tenemos que aprender a palos y bofetadas, pero sin duda esos remezones psicológicos tienen su razón de ser. ¡Tú lo sabes!
Descubrir su epicentro del terremoto siquico y emocional, es la clave, para ello es trascendental mirarse en el espejo de la vida, monitorear las capas profundas para hallar la causa del movimiento telúrico en nuestra tierra personal, sólo así podremos encontrar la verdad que se esconde detrás de todo lo “malo” que nos pueda suceder.
Dentro de nosotros está muchas veces la solución, la claridad de las cosas, pero no siempre estamos dispuestos a encender la ampolleta de la lúgubre recámara y con paz y ciencia escuchar la voz interior…entonces ¿Cuándo hacerlo?

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