¿Has sentido esta sensación alguna vez?

Muchos lo querían bien. Pero siempre era únicamente simpatía y amabilidad lo que encontraba; lo invitaban, le hacían regalos, le escribían bonitas cartas, pero nadie se le aproximaba espiritualmente, por ninguna parte surgía compenetración con nadie, y nadie estaba dispuesto ni era capaz de compartir su vida.
Ahora lo envolvía el ambiente de soledad, una atmósfera de quietud, un apartamiento del mundo que lo rodeaba, una incapacidad de relación, contra la cual no podía nada ni la voluntad, ni el afán, ni la nostalgia. Este era uno de los caracteres más importantes de su vida.
(Extracto del Libro El Lobo Estepario de Hermann Hesse)


Esta descripción de Hermann Hesse, se asemeja a un sentimiento que estuvo presente en mí desde que pequeña, pero en ese entonces no sabía que lo que sentía era la necesidad espiritual. Ese vacío, esa sensación de hambre e inquietud que remeció a mi pequeño cuerpecito de rulos, fue lo que me motivo siempre a buscar, buscar y buscar. Buscar “algo” que me llenara.

Así indagué por tantos lugares, tantas personas que conocí, hoy algunos son parte del recuerdo, pocos perduraron. Tantas circunstancias anheladas que cuando las estaba viviendo, sólo duraba el instante y luego todo se esfumaba, y no quedaba nada, ni una pizca de felicidad…sólo más vacío y soledad.
Pero seguí y seguí no me di por vencida en este trayecto, tuve varias etapas de descanso en medio del sendero, los árboles me cobijaron del frío y de las tempestades...al final de tanto buscar encontré lo que me hacia falta para completar mi existencia, MI SANTO GRIAL PERSONAL LO HE HALLADO…. ¿Será la felicidad verdadera?.