Nací hace 29 años, en Los Ángeles, el 24 de julio de 1976, fui la primera hija de Nury Burgos y Raúl Villanueva.
Desde pequeña recibí afectos de mis padres así como de mis abuelos y tíos. Recuerdo muy feliz esa época en que era la única pequeña entre los adultos, eso duró hasta la edad de tres años, en 1979, nació mi hermano, Raimundo.
En esa época, pase de ser una pequeña muy extrovertida a una niña muy tímida, pero muy observadora y reflexiva, eso lo recuerdo con mucha claridad. Siempre tuve inquietudes muy profundas, que a lo largo de mi vida me llevaron a buscar múltiples respuestas.
No me gustaba ir al jardín infantil, menos ir al colegio. Pese a mi reticencia a las aulas, mis padres me matricularon en el Colegio Alemán de los Ángeles, en donde curse primero y segundo básico. La verdad no tengo recuerdos nítidos de mi permanencia en aquel establecimiento, sólo evocó la sensación de los profesores retándome por algo que hice mal, y eso me daba mucho miedo y rabia.
En 1984, debido al trabajo de mi padre, nos trasladamos a Concepción, estuvimos en esa ciudad por dos años. Lo pase muy bien, porque jugaba con las vecinitas del departamento donde vivía con mi familia.
Después retornamos a Los Ángeles; no obstante, mi papá por motivos laborales siguió en Concepción, sólo viajaba a vernos los fines de semana. Mi mamá en tanto, trabajaba como educadora de párvulos en su Jardín Infantil. Pese a su trabajo, nunca nos descuido a mí con mi hermano.
A la edad de 10 y 12 años, mis cuestionamientos existenciales se acrecentaron más, creo que coincidió con la llegada de la adolescencia, porque me volví más introvertida aún.
A fines de 1990, cuando tenía 14 años nos radicamos finalmente en Concepción, y nos fuimos a vivir al Barrio Universitario, mis estudios secundarios los realice en el colegio Inmaculada Concepción.
A esa edad era una joven solitaria, hallaba felicidad en lecturas metafísicas, más que en asistir a fiestas con las amigas. Sólo anhelaba egresar del colegio, tenía la intuición de que luego vendría algo mejor para mí.
En 1995, ingrese a la educación superior, y decidí estudiar periodismo porque era una carrera que resumía todos los ramos, que me gustaban en el colegio como historia, psicología y filosofía. Sinceramente a los 18 años vislumbraba muy poco lo que era ser un autentico profesional de las comunicaciones.
Durante mi paso por las aulas de la Universidad del Desarrollo, no fui una alumna brillante, era una más de la masa, incluso en tercer año, creí que mi vocación iba por otro lado, por el área de la psicología. Finalmente decidí terminar la carrera, para después hacer lo que yo quisiera, pues realmente me era difícil imaginar ejerciendo como periodista.
Uno de los requisitos académicos obligatorios era hacer la práctica, la cual la realice en el Canal de Televisión de la Universidad de Concepción.
Sin duda, una experiencia clave en mi vida profesional, fue la prueba de fuego, pues descubrí nuevas habilidades, y talentos ocultos acerca de mí, uno de los logros alcanzados fue la creatividad y la redacción a la hora de armar los textos. Paralelamente hice muy buenos amigos, los cuales hasta hoy lo siguen siendo.
Finalmente tras dar el esperado examen final, logré titularme en septiembre del 2001. En estos cinco años me he desempeñado en medios escritos como “La Gaceta” del diario El Sur de Concepción; asimismo he llevado a cabo dos programas: “Esencia” y “Sonidos Vivos” en la Radio de la Universidad del Bío-Bío. En el año 2004, realice el diplomado titulado gestión de la comunicación organizacional en la Universidad de Concepción.
Tras estas experiencias y desafíos volví a reencantarme con mi profesión y siento que tengo mucho que aportar al periodismo en Chile. Sólo espero la oportunidad de hacerlo
Fin
Desde pequeña recibí afectos de mis padres así como de mis abuelos y tíos. Recuerdo muy feliz esa época en que era la única pequeña entre los adultos, eso duró hasta la edad de tres años, en 1979, nació mi hermano, Raimundo.
En esa época, pase de ser una pequeña muy extrovertida a una niña muy tímida, pero muy observadora y reflexiva, eso lo recuerdo con mucha claridad. Siempre tuve inquietudes muy profundas, que a lo largo de mi vida me llevaron a buscar múltiples respuestas.
No me gustaba ir al jardín infantil, menos ir al colegio. Pese a mi reticencia a las aulas, mis padres me matricularon en el Colegio Alemán de los Ángeles, en donde curse primero y segundo básico. La verdad no tengo recuerdos nítidos de mi permanencia en aquel establecimiento, sólo evocó la sensación de los profesores retándome por algo que hice mal, y eso me daba mucho miedo y rabia.
En 1984, debido al trabajo de mi padre, nos trasladamos a Concepción, estuvimos en esa ciudad por dos años. Lo pase muy bien, porque jugaba con las vecinitas del departamento donde vivía con mi familia.
Después retornamos a Los Ángeles; no obstante, mi papá por motivos laborales siguió en Concepción, sólo viajaba a vernos los fines de semana. Mi mamá en tanto, trabajaba como educadora de párvulos en su Jardín Infantil. Pese a su trabajo, nunca nos descuido a mí con mi hermano.
A la edad de 10 y 12 años, mis cuestionamientos existenciales se acrecentaron más, creo que coincidió con la llegada de la adolescencia, porque me volví más introvertida aún.
A fines de 1990, cuando tenía 14 años nos radicamos finalmente en Concepción, y nos fuimos a vivir al Barrio Universitario, mis estudios secundarios los realice en el colegio Inmaculada Concepción.
A esa edad era una joven solitaria, hallaba felicidad en lecturas metafísicas, más que en asistir a fiestas con las amigas. Sólo anhelaba egresar del colegio, tenía la intuición de que luego vendría algo mejor para mí.
En 1995, ingrese a la educación superior, y decidí estudiar periodismo porque era una carrera que resumía todos los ramos, que me gustaban en el colegio como historia, psicología y filosofía. Sinceramente a los 18 años vislumbraba muy poco lo que era ser un autentico profesional de las comunicaciones.
Durante mi paso por las aulas de la Universidad del Desarrollo, no fui una alumna brillante, era una más de la masa, incluso en tercer año, creí que mi vocación iba por otro lado, por el área de la psicología. Finalmente decidí terminar la carrera, para después hacer lo que yo quisiera, pues realmente me era difícil imaginar ejerciendo como periodista.
Uno de los requisitos académicos obligatorios era hacer la práctica, la cual la realice en el Canal de Televisión de la Universidad de Concepción.
Sin duda, una experiencia clave en mi vida profesional, fue la prueba de fuego, pues descubrí nuevas habilidades, y talentos ocultos acerca de mí, uno de los logros alcanzados fue la creatividad y la redacción a la hora de armar los textos. Paralelamente hice muy buenos amigos, los cuales hasta hoy lo siguen siendo.
Finalmente tras dar el esperado examen final, logré titularme en septiembre del 2001. En estos cinco años me he desempeñado en medios escritos como “La Gaceta” del diario El Sur de Concepción; asimismo he llevado a cabo dos programas: “Esencia” y “Sonidos Vivos” en la Radio de la Universidad del Bío-Bío. En el año 2004, realice el diplomado titulado gestión de la comunicación organizacional en la Universidad de Concepción.
Tras estas experiencias y desafíos volví a reencantarme con mi profesión y siento que tengo mucho que aportar al periodismo en Chile. Sólo espero la oportunidad de hacerlo
Fin
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