Saturday, October 02, 2010

La energía en la cotidianeidad


Dicen que te sirve para botar energía_, _todo es energía_, _fíjate que el otro día, cuando entré a esa casa sentí que había energía negativa_, etc.…cuantos comentarios de esta naturaleza hemos proferido…

…tantas veces hemos aludido a esa fuerza invisible pero que tanto poder pareciera ejercer sobre nosotros, especialmente en estos últimos años en que se ha difundido el tema de la ley de atracción, la activación de las glándulas, el poder del pensamiento, y una seguidilla de secretismo milenarios que ahora se develan ante la muchedumbre.

Quise hacer esa breve alusión inicial a la energía, pues aunque pueda parecerles a algunos medio chamullento eso de la vibración, la cuántica, y los chacras o centros de poder del cuerpo, creo que le podemos encontrar un sentido práctico si lo unificamos con la vida cotidiana, ¿me explico?

Bueno…hace unos meses, encontré un material interesante que forma parte de un capítulo del libro La Novena Revelación, el texto en si, alude a las denominadas farsas de control que desde niños “aprendemos” o se nos enseña, con la finalidad de lograr nuestros objetivos en la vida.

Me refiero a que son falsos modus operandis de cómo pensamos, sentimos y en definitiva actuamos para con nuestro entorno, primeramente con nuestros padres y hermanos, tíos, abuelitos, y luego con los compañeros, profesores, y especialmente con las personas que establecemos lazos afectivos, vale decir, un amigo con ventaja, un pololo, y más tarde un novio o marido, y así sigue la cadena.

La explicación de James Redfield, autor del libro, es que cuando nos somos capaces de obtener energía por si mismos, específicamente del universo, entonces necesitamos si o si extraerla de otras personas, y ahí comienza esa lucha o conflicto con el entorno.

Es decir, si de niño o niña aprendí que para que me dieran un dulce o tal chupete que yo quería, tenía que “hacerle un show de llanto a mi mami”, y ella sucumbía antes mis peticiones, entonces la farsa me funcionó.

Este pequeñito ha usado como se denomina en el libro, la farsa del" pobre de mi", donde él se hace la víctima, para que el resto (en este caso su madre) se sienta con la obligación moral de proveerle a como de lugar, eso que tanto él necesita, y si ella no le cumple, el chicoco hace sentir culpable a la mujer.

Como se darán cuenta, esta farsa se va puliendo con los años, que decir de las relaciones de pareja, o los vínculos de madre e hijo por ejemplo, en que uno manipula al otro por medio de las emociones, inspira consiente o inconsciente lastima en el otro con el fin de captar su atención, y así ese ser pedigüeño se nutre de la energía de la madre o del cónyuge según sea el caso.

Hay personas que en vez de llamarlas por su nombre, deberían llamarse “pobre de mi” pues es su mecanismo de comunicación con el resto…siempre quejándose, haciéndose el sufrido, el solito, el indefenso, etc…es una forma errónea de operar, así los que le rodean, muchas veces están con él o ella, por esta manipulación y no por amor autentico (lo que es peor)….y así las relaciones llegan a un punto en que tarde o temprano explotan y estallan las crisis….

Bueno las otras tres farsas que describe el libro, son el "interrogador", es aquel o aquella que pregunta y pregunta hasta apabullar al interrogado, hasta dejarlo más para adentro como diríamos en Chile, y al final este sujeto más se ensimisma, y con esa actitud a su vez mayor interés genera en las personas, pues se torna misterioso o extraño, y ahí cabe la tercera farsa, el "misterioso".

Aquel que con su silencio, manipula o capta atención y energía del resto, quienes expectantes, viven pendiente de él o ella, con el fin de saber algo de su vida privada o de cosas que sólo el misterioso o la misteriosa saben. Ejemplos de esta farsa, mmmm...un ejemplo clásico es en el matrimonio, cuando la mujer interroga al marido, media neurótica y le dice, ¿qué te pasa porque estas tan callado?…y el tipo no pesca y se queda dormido, uff que lata, entiendo a la mujer pues soy fémina, también, pero que agobiante estar al otro lado de la medalla, que te bombardeen con miradas analíticas, con criticas o preguntitas.

Y finalmente la cuarta farsa, se trata del intimidador, de aquella persona que utiliza la agresividad y la amenaza para lograr que la miren o que la pesquen, por ejemplo hablando fuerte o golpeado, haciéndose “respetar”, o “mandando el juego”. Debemos decir que en la práctica esta farsa crea o estimula al “pobre de mi”, y éste a su vez válida al agresivo, etc.

Estas formas erráticas de actuar, realmente son muy útiles, pues nos revelan una parte de nuestra personalidad y las maneras equivocadas que tenemos de captar energía del resto, a veces lo hacemos sin darnos cuenta. Pero ahora que ya tenemos esta información, podremos clarificarnos sobre nuestras propias farsas para con el hijo, la amiga, el pololo, etc., y reflexionar.

Para que la vida sea más feliz y simple, es necesario romper estas cadenas y disfraces, ser más auténtico, transparente y fluir…y ese es todo el cuento de esta mecánica cotidiana. En el fondo todos nos nutrimos de todos, pero sí, debe ser de forma natural...no enfermiza, abusiva o desequilibrada, (otros aspectos más por el cual nos enfermamos)



Dejo abierta la palabra….

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