Thursday, November 01, 2007

El cerebro de Adonay




Parece increíble lo que puede crear un individuo en un estado de imaginación, una virtud que en Miguel Ramírez fluye de manera espontánea, y que en su obra el Cerebro de Adonai despliega en toda su magnitud.
Instalado en el corazón de la Selva Araucana este hombre da rienda suelta a su creatividad literaria, la cual se respira en su más reciente historia de ciencia ficción, la cual posee un innegable trasfondo espiritual que se asemeja a la temática de Enrique Barrios con “Ami, el niño de las estrellas” y a Yosip Ibrain con “Yo visité Ganímedes”.
Ramírez recrea un mundo futurista en el año 2706, en que todo transcurre con normalidad, hasta que un científico descubre que a la tierra se aproxima el asesino del espacio, un satélite que destruirá la vida humana en el planeta en diez años más, es decir en el 2716.
Apenas confirma su teoría el profesor Hernán anuncia la noticia a los científicos de todo el mundo, procurándoles mantener en secreto tan lamentable información. A partir de ese momento los expertos comienzan a elaborar un concienzudo plan para salvar a la humanidad de tal catástrofe, llegando a la conclusión de que de la Tierra debían partir 12 naves, reuniendo cada una células vivas de cada especie viviente en el planeta. Las respectivas máquinas serán comandadas por un súper computador, que las llevará al cuadrante X-3, en donde existen planetas que pueden ser habitados, según los investigadores.
Sin embargo aún falta lo más trascendental, introducir un cerebro humano en el núcleo del súper computador; sin embargo, los portadores de ese vital órgano debían ser seres puros y ajenos de toda maldad como el sabio Adonai. Pero el asombro no concluye ahí.
Así poco a poco el lector se va introduciendo en un relato fantasioso y dinámico que lo entretiene y a la vez le logra dejar un mensaje espiritual, el cual alude a la inconciente o conciente búsqueda del ser humano de vivir en un mundo sin violencia ni asesinatos.

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