¿Qué le paso?..¿Por qué terminaron?, ¡¡si se veian tan bonitos juntos!!, eran el uno para el otro, exclama con vehemencia la tía Pepita a su sobrino, tras enterarse de que luchito había dejado de pololear con la Anita...
A la semana siguiente el joven nuevamente se encuentra con su pariente y algunos primos y demases en un asado familiar en el campo...y que creen ustedes, en medio de la conversación, alguien hace la pregunta del millón, y ¿Qué paso con su novia, mijito?...nada tío...se acabo el romance nomás, así es la vida, pronuncia el treintañero...con un tono de resignación...
Luego se acerca la prima de Luis y para callado, le reitera la pregunta en voz baja intentando pasar inadvertida..."Lo siento primo, ¿Es verdad que la Ani está embarazada del personaje aquel?", Sí, afirma Luchito medio acongojado pero la bebida en su garganta le ayuda a disimular el suspiro.
"MMM no decia yo, dice la muchacha. Esa tipa nunca me gusto, siempre le halle algo raro, y ahora con esta noticia con mayor razón"...
¿Por qué será que siempre o casi siempre, para no ser tan tajante, cuando un hombre o una mujer cuenta su parte de la relación de pareja (sea que discutieron, que terminaron o que se separaron de su mujer o esposo) él o la que escucha el relato generalmente toma partido de la situación?, como es el caso de la prima de luchito, que en otro escenario puede ser la vecina, el casero del negocio, el taxista, etc.
Porsupuesto que está adhesión al dolor de esa dama o varón, depende de que tan drámatica es la narración de los acontecimientos.
Si a una mujer me cuenta reiterada veces que su pareja, la trata mal, no es cariñoso con ella, que sale con los amigos o "la deja botada", matizando estos relatos con una angustía en su tono de voz y rostro...o en caso opuesto si esta experiencia similar la relata un hombre, casi a punto de llorar, es casi inhumano no emocionarse o no abanderarse aunque sea un poquitito con el señor o la señorita sufrientes.
En varias ocasiones he sido la que escucha esta clase de confesiones....y estaría mintiendo si les dijera que no he tomado parte en la mayoría de las situaciones...
Todo este análisis me nace a raíz de lo que veo en estos programas de TV, tales como "Caso Cerrado" y "Veredicto", en que abundan los casos de parejas de esposos, convivientes, pololos, en que cada uno cree tener la razón....lo didáctico es que en estas historias, como espectadora al menos, tengo la opción de escuchar las dos o tres versiones de la moneda...y vaya que se aclara la película...
En resumen por experiencia creo que no es saludable tomar partido por el marido, el pololo, o de cualquier sujeto, sin que uno no sepa la verdad de la otra parte....y es probable que la mayoría de las veces no lleguemos a saber la versión de la contraparte", sea como sea creo que es nocivo emitir juicios cuando a uno le cuentan algo, por muy detallito que sea...pero generalmente tendemos a caer en apreciaciones porque nos identificamos con el relato de un modo casi instintivo...
...Y no sería nada que nuestro comentario quedará ahi nomás, pero a veces las gentes suelen divulgar estas cositas a modo de chisme asi nace el rumor, el dice que se dice, el comidillo...lo que tanto mal hace a nuestro entorno, generándose así un circuito comunicacional destructivo.
Por eso si alguien nos cuenta algo, escuchemos con atención...( a veces sólo quieren desahogarse) pero acordemonos de la doctora Polo o de la señorita Macarena (del programa Veredicto), y pensemos en la otra parte...evitemos abanderizarnos o hacer juicios erróneos sobre la polola, mujer, esposo o conviviente....al final siempre termino enterándome de que las "cosas no fueron tan así como me la pintaron"...
Ahora si la situación es que conocemos a la persona que nos devela su drama, es nuestro amigo o amiga y si en su narración percibimos un grado de sensatez, y "cuenta la firme", tanto su versión como la del otro (a), entonces es distinto, se agradece la honestidad, pero aún así mejor callar y no enjuiciar. Sólo escucharlo(a), y apoyarlo(a) a salir adelante de su tribulación, pero no involucrándose mucho, hasta donde sea justo.
Eso pienso.
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