En un mundo moderno, la mayoría de los individuos pasamos muchas horas en el lugar de trabajo, por lo que resulta necesario construir un entorno laboral acogedor y armónico, que más allá de las metas económicas, nuestra oficina se transforme en una instancia de crecimiento y de realización personal.
Así uno puede darse cuenta de que el trabajo no es sólo un medio para ganar dinero y para ascender en la jerarquía de la empresa, además que detrás de cada profesión u oficio hay una vocación, una misión que cumplir en la sociedad. Para ello es fundamental trabajar con espíritu fuerte y arraigado en convicciones profundas y no dejándose arrastrar por criticas o malos entendidos.
Hay personas que poseen una espiritualidad o fuerza interior que los ayuda a enfrentar sufrimientos o situaciones difíciles, sin perder la energía y el ánimo, siendo capaz de trascender a los problemas al tener la capacidad para contemplar la realidad más allá de lo inmediato y descubrir su trascendencia.
A propósito sobre estos temas, han aparecido algunos artículos publicados en las revistas "Newsweek" y "Time". En los cuales se plantea que la solución para el estress laboral, el síndrome de Burnot y otros tantos trastornos depresivos, sería la yoga y la meditación, ya que estás prácticas generan sensaciones de bienestar en las personas más trascendentales que el ejercicio físico común y corriente.
Además de eliminar las tensiones, las personas se conectan con esa esencia interior o espiritual que las hace ubicarse en planos superiores de conciencia y con ello estar en paz consigo mismas y con su entorno familiar y laboral. Para lograr el éxito auténtico, es necesario recurrir a esa fuente de energía vital, la cual es una recarga muy poderosa para nuestras vidas.
Laura Nash, conocida profesora de ética empresarial, era muy escéptica ante la posibilidad de que se pudiera integrar la fe religiosa con el mundo de los negocios. Al cabo de realizar un amplio estudio sobre la materia pudo verificar que miles de líderes empresariales norteamericanos buscaban apoyo en la espiritualidad y en la religión para su tarea directiva al interior de las organizaciones. Incluso algunas universidades ofrecen cursos y seminarios sobre espiritualidad en dirección de empresas; además se organizan congresos y se editan dos revistas sobre este tema (Spirit at Work y Business Spirit).
Todos hemos conocido personas que han tenido muy buena inteligencia emocional y racional pero que pese a ello, no lograron sus objetivos, quedaron a medio camino, terminaron en la quiebra o sumidos en a miseria. Se puede ser un importante empresario inteligente racional y emocionalmente, trabajador en equipo, con mucha fuerza, seguro de si mismo, pero puede suceder que no esté contento con lo que hace, se siente vacío y su vida carezca de sentido.
La experiencia demuestra que se requiere otro impulso que logre hacer la diferencia en nuestras vidas, así por medio de la inteligencia espiritual nos hacemos conscientes de que somos son más que cuerpo, mente y emociones.
Si las personas tuvieran un mundo interior más enriquecido realizarían el trabajo por una vocación autentica y no por obligación. Por eso, se necesita ese impulso que nos haga despertar a realidades más trascendentales para lograr el éxito autentico y la realización personal y profesional; ya que un pequeño cambio en nuestras vidas, puede provocar un gran impacto en nuestras familias, en nuestros hijos, en la comunidad, en nuestras organizaciones y en nuestra cultura.
Así uno puede darse cuenta de que el trabajo no es sólo un medio para ganar dinero y para ascender en la jerarquía de la empresa, además que detrás de cada profesión u oficio hay una vocación, una misión que cumplir en la sociedad. Para ello es fundamental trabajar con espíritu fuerte y arraigado en convicciones profundas y no dejándose arrastrar por criticas o malos entendidos.
Hay personas que poseen una espiritualidad o fuerza interior que los ayuda a enfrentar sufrimientos o situaciones difíciles, sin perder la energía y el ánimo, siendo capaz de trascender a los problemas al tener la capacidad para contemplar la realidad más allá de lo inmediato y descubrir su trascendencia.
A propósito sobre estos temas, han aparecido algunos artículos publicados en las revistas "Newsweek" y "Time". En los cuales se plantea que la solución para el estress laboral, el síndrome de Burnot y otros tantos trastornos depresivos, sería la yoga y la meditación, ya que estás prácticas generan sensaciones de bienestar en las personas más trascendentales que el ejercicio físico común y corriente.
Además de eliminar las tensiones, las personas se conectan con esa esencia interior o espiritual que las hace ubicarse en planos superiores de conciencia y con ello estar en paz consigo mismas y con su entorno familiar y laboral. Para lograr el éxito auténtico, es necesario recurrir a esa fuente de energía vital, la cual es una recarga muy poderosa para nuestras vidas.
Laura Nash, conocida profesora de ética empresarial, era muy escéptica ante la posibilidad de que se pudiera integrar la fe religiosa con el mundo de los negocios. Al cabo de realizar un amplio estudio sobre la materia pudo verificar que miles de líderes empresariales norteamericanos buscaban apoyo en la espiritualidad y en la religión para su tarea directiva al interior de las organizaciones. Incluso algunas universidades ofrecen cursos y seminarios sobre espiritualidad en dirección de empresas; además se organizan congresos y se editan dos revistas sobre este tema (Spirit at Work y Business Spirit).
Todos hemos conocido personas que han tenido muy buena inteligencia emocional y racional pero que pese a ello, no lograron sus objetivos, quedaron a medio camino, terminaron en la quiebra o sumidos en a miseria. Se puede ser un importante empresario inteligente racional y emocionalmente, trabajador en equipo, con mucha fuerza, seguro de si mismo, pero puede suceder que no esté contento con lo que hace, se siente vacío y su vida carezca de sentido.
La experiencia demuestra que se requiere otro impulso que logre hacer la diferencia en nuestras vidas, así por medio de la inteligencia espiritual nos hacemos conscientes de que somos son más que cuerpo, mente y emociones.
Si las personas tuvieran un mundo interior más enriquecido realizarían el trabajo por una vocación autentica y no por obligación. Por eso, se necesita ese impulso que nos haga despertar a realidades más trascendentales para lograr el éxito autentico y la realización personal y profesional; ya que un pequeño cambio en nuestras vidas, puede provocar un gran impacto en nuestras familias, en nuestros hijos, en la comunidad, en nuestras organizaciones y en nuestra cultura.
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